¿Qué tienen en común la economía y la metereología? Ambas disciplinas pronostican el futuro. ¿Y qué más? A ambas se las suele acusar de hacer pronósticos errados.
Este proyecto analiza la veracidad de estas acusaciones. ¿Los pronósticos del servicio meteorológico y los pronósticos de las consultoras económicas son realmente errados? ¿O es un problema de interpretación?
En economía anticiparnos al futuro es esencial y puede ser muy lucrativo. Todos los sectores de la sociedad de alguna manera lo hacemos. Una empresa calcula el flujo futuro de fondos esperado cuando hace una inversión. El sector público estima los efectos sobre ciertas variables como crecimiento e inflación cuando diseña una política. Un ahorrista compara la rentabilidad futura de diferentes activos cuando decide a qué destinar sus ahorros. Las personas queremos saber si ponernos ropa abrigada o llevar paraguas cuando salimos a la calle.
Lidiar la incertidumbre es clave para el funcionamiento de la economía y de la vida cotidiana. Constantemente tomamos decisiones en el presente sobre nuestro futuro. Y al mismo tiempo, las expectativas sobre el futuro influyen sobre las decisiones que tomamos en el presente.
Hay algo claro: el conocimiento de determinados aspectos del futuro es esencial para tomar decisiones informadas. En las economías más estables las personas deciden con menores riesgos de cometer errores, mientras que en las más volátiles los riesgos son mayores. Esto afecta el comportamiento económico general.
Por todo esto, los pronósticos de determinadas variables claves de la economía despiertan mucho interés en toda la sociedad. Si bien estas variables son diferentes según la decisión a tomar, las más consultadas suelen ser: el crecimiento económico, la inflación, el tipo de cambio, las tasas de interés y el precio de los activos financieros.
Las consultoras económicas, los bancos, los organismos públicos e internacionales y muchas otras instituciones y organizaciones hacen grandes esfuerzos para tener pronósticos certeros. Sin embargo, es muy común que aparezcan eventos inesperados que impiden hacer una buena proyección de las variables macroeconómicas. Y lo curioso es que la expectativa que se genera por los pronósticos, errados o no, suelen afectar las mismas variables que queremos anticipar y se genera un círculo vicioso de incertidumbre. La famosa profecía autocumplida.
Decidimos hacer un estudio sobre la manera en la que se realizan los pronósticos en la Argentina y cuán errados son realmente.
Te adelantamos la conclusión: hay ciertas diferencias entre el mensaje que los pronosticadores quieren transmitir y el que recibe la sociedad. En concreto, lo que hacen los pronosticadores es definir escenarios posibles y sus probabilidades de ocurrencia, sin embargo quienes los recibimos nos fijamos los valores específicos que están proyectados. Por eso, con frecuencia consideramos que los pronosticadores erraron sus pronósticos, pero esto no es necesariamente así porque lo que nos ofrecen es la probabilidad de ocurrencia de una tendencia u otra.